Salimos
Salimos a apedrear y quebrar las sonrisas.
Con intención de cubrir los jardines con los cascotes de las casas abatidas.
Arañar el asfalto hasta sacar de la carretera autos y camiones.
Empujar los trenes hasta hacerlos descarrilar a velocidades increibles.
Excavar y volcar los montes con la mera fuerza de la mirada.
Espantar las aguas de los ríos. Obligar al mar a huir.
Dar fuego a las nubes. Quemar el cielo.
Dulcemente rendidos en la impotencia, volvimos a casa,
dejamos la perplejidad en transparentes aparadores de cristal
y entregamos a la poesía
nuestros ojos, que ya estaban empezando a estar nublados por las tinieblas de la
muerte.
© Juan Luis Zabala