LA POESÍA ES FICCIÓN (PERO QUÉ DICES)
No me tengo por una persona demasiado atormentada.
A veces, un tremendo pesimismo se apodera de mí
qué le vamos a hacer, las cosas cambian
un antiguo compañero de clase
está a punto de casarse con una chica del opus
y otro lleva más de nueve meses en el mar
pescando ilegalmente
nueve meses nada menos
todo un embarazo
quizás se haya hecho persona en el vientre del mar
porque no se hizo en el de su madre.
Y a veces un tremendo pesimismo se apodera
de mí
porque cuando tu
soledad
choca contra la mía
me hace daño
este sentimiento se parece a
cómo decirlo, a descubrir que cuando cumplimos veintiún años
las chicas que tenían nueve cuando nosotros teníamos trece
ya tienen diecisiete.
Descubrirlo al final de una noche, violenta y repentina.
Ese amanecer culpable.
Y que aquellos tiernos pechos
que nunca nos atrevimos a imaginar
ya no serían nunca nuestros.
No sé si se entiende dicho de esta forma.
Que nos damos cuenta de esto y de aquello
que hemos vaciado
todos los vasos que correspondían a nuestra ingenuidad.
Que perdemos la mayor felicidad por el más mínimo error:
por eso son los errores más pequeños los más dolorosos.
Los grandes errores no tanto,
podemos vivir en su interior
o dar vueltas a su alrededor.
¿Qué hacer, sin embargo,
con un error que es como el ala de un insecto?
Ante algunas cosas que nos han preocupado
reirse es la única terapia
y eso tampoco es suficiente
como tampoco es suficiente
cubrir los espejos con una sábana para ser invisible.
Eso sobre todo.
Eso y que todo lo que perdemos en la vida,
lo hemos perdido
por no hacer a tiempo, hace ya mucho,
un saludo o un gesto de complicidad.
© Harkaitz Cano
© itzulpenarena: Mikel Iturria