BARRANCOS
Los vigías yacen en un charco de sangre
En vano los buscará la bruma en las colinas
Ignorábamos que fuesen hermosos los enemigos
Que nosotros fuésemos hermosos para nadie
No nos educaron así
Nos tiznaremos el rostro con el carbón de las esperas
Robaremos la dulzura en las cinturas amigas
Y renegar de las amistades nos hará vomitar al pie de las murallas
Así partiremos, llevando de guía la memoria
Sabemos medir el dolor
Hemos cortado los cables del telégrafo
Solo son lícitas conversaciones cara a cara
Reventando los puentes siguiendo las últimas instrucciones
No sabemos vivir mejor
Queremos levantar alamedas con las palabras expulsadas
De las cartas prohibidas
Ríos que son heridas incurables
Heridas que son labios de nuestra impotencia
Vivimos de frío y nos vence el desaliento
Nos calentamos con el llanto y la sonrisa
En las aldeas cercanas a la frontera
© Jose Luis Otamendi