CORTEZAS MARCADAS
Celebraremos el hambre que no se puede dignificar
No estamos aquí para ser testigos de una muerte
No somos los guardianes del amaranto ni la melodía de un poema
Mira, otro cuerpo calentó la tierra que ahora piso
Y nos resulta imposible precisar el abandono
Las cunetas están cegadas por llaves reventadas las cañerías
Mi sangre arde como si fuese tuya
Hojeo países lejanos
Es profundo el vínculo que me une a tu felicidad
Quisiera tocarla sólo una vez más aunque sea a tientas
Acostarme junto a ella al atardecer al otro lado del temor
Como si aún tuviésemos todo que perder
No me interesa al lado de quién ha explotado el último corazón
Nos hemos vestido con las camisas de los muertos
Comemos de su pan
Las casa de las orillas no quieren derrumbarse, hay que recoger
Todas las llaves
Somos gente que amamos sin piedad
Los ahogados recolman la noche como oro negro de la amistad
El amanecer muestra a la luz lo que la oscuridad ha ocultado
Mira, moriremos lejos el uno del otro
Nunca seré tan tuyo como ahora
Estamos atrapados en el cepo de la noche
© Jose Luis Otamendi